jueves, 16 de febrero de 2012

CONCURSEANDO

El verbo concursear sólo se aplica en nuestro sector. Concursar suena a programa de tele, a cifras, a letras y quién es el más listo. Concursear es distinto, no creo que la Real Academia lo acepte, pero su definición sería algo así como: "dícese de la acción de participar en distintos concursos, responder a numerosos briefings y exprimirse el coco para hacer propuestas creativas."
Esta época del año suele estar marcada por los concursos. Las marcas preparan sus estrategias, tienen ya sus presupuestos (sí, ya sabemos que estamos en crisis) y convocan a varias agencias para elegir la mejor iniciativa. No nos gustan los concursos. No lo podemos negar, es una forma de trabajar incómoda, con presión, sin libertad creativa y con la extraña sensación de no saber si vas en la línea correcta o no. Con el rabillo del cerebro piensas en lo que estará preparando la competencia, por otro lado miras cómo sorprender al cliente y a veces te olvidas del objetivo real del proyecto. Eso sin hablar de los riesgos o efectos colaterales de esta fórmula tan competitiva. El primero y más obvio es que, como en toda competición, siempre hay ganadores y perdedores; a nadie le gusta perder, pero tampoco ganar, sabiendo que has dejado desilusionados y sin trabajo a otros colegas. Otro riesgo es que el concurso tenga trampa; aunque cada vez ocurre menos, siempre ha habido concursos amañados y sienta muy mal trabajar en balde o dar ideas que nunca te van a pagar. A veces lo intuyes y entonces presentas el proyecto sin realmente estar convencido, ni haberlo trabajado bien. La solución a esto es el concurso remunerado, pero en nuestra trayectoria, sólo lo hemos vivido en una ocasión, con Fanta creo que fue.
A lo largo de los años lo que más hemos comprobado es que suele haber un abismo entre el proyecto que se presenta en el concurso y el que al final se lleva a cabo. Eso quiere decir que siempre hay agencias que presentan cosas muy impactantes pero difíciles de poner en marcha y en algún caso se llevan el concurso:"Vendrá un helicóptero haciendo loopings y tirando muestras de tu producto por la Castellana". Luego dicen que hubo un problema de permisos y acaban con azafatas repartiendo octavillas, pero el concurso lo ganaron. Nuestra filosofía es distinta, como somos nosotros los que tenemos que ponerlo luego en práctica, solemos ser realistas, lo cual no es enemigo de la originalidad.
Bueno, lo dejo que tenemos que seguir haciendo diseños, planes de medios, presupuestos y los amigos de BMW, OKI y Nike no esperan. Además no hay que quejarse tanto, que peor es estar en otro concurso... el de acreedores.

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